RUTA DE SANT ELM A LA TRAPA
Cuando llegué a Mallorca, una de mis primeras visitas fue el encantador pueblo de Sant Elm. Sus aguas azules turquesas son increíbles, pero lo que de verdad se me quedó grabado en la retina fue la silueta de la imponente Isla de Sa Dragonera. Ver cómo la Serra de Tramuntana se sumerge en el Mediterráneo para volver a emerger 800 metros después te deja sin palabras.
Una de las mejores opciones para disfrutar de la Isla de Sa Dragonera es reservar un barco hasta su orilla, y caminar sobre ella. Otra opción es realizar una de las rutas clásicas de Mallorca, que parte de Sant Elm y finaliza en La Trapa, desde donde podremos tener unas magnífica panorámica del Parque Natural de Sa Dragonera.
A continuación encontrarás todos los detalles para disfrutar de una de las rutas más bellas de las Islas Baleares.
En este artículo:
1. Detalles de la ruta
La ruta comienza en la Avinguda de La Trapa, aunque también se puede aparcar el coche en el centro del pueblo e ir andando. La ruta la realicé a principios de noviembre y el aparcamiento estaba completo , a pesar de ser muy amplio. No sé cómo estará en temporada alta, por si acaso, id bien prontito a la mañana.
A continuación os dejo los detalles de la ruta de manera resumida:
Distancia: 9,20 km ida/vuelta
Tiempo: en torno a 2:30 – 3:00 horas si vais a un ritmo constante, sin contar las paradas para realizar fotografías o recuperar fuerzas.
Dificultad: fácil-media. Tiene como complicación el desnivel acumulado en la subida, y un paso en el que hay que apoyar manos y casi culo, a la vuelta de la Trapa a Sant Elm.
Indicaciones: en esta zona confluyen varios senderos, por ello es importante en cada cruce, fijarnos bien en las señales que nos indiquen “La Trapa” para ir y “Sant Elm” para volver.
Parking: se puede estacionar el vehículo sin problemas a lo largo de la Avinguda de la Trapa en Sant Elm, de manera gratuita.
Calzado: realizar el trekking con un calzado adecuado, a poder ser botas de montaña o zapatillas de senderismo.
2. Descripción de la ruta
Primera parte: Camí Can Tomeví
Tras aparcar el coche en la Avinguda de la Trapa, los primeros pasos los daremos sobre asfalto, hasta que nos adentramos en el Camí Can Tomeví. Es un sendero muy agradable entre pinos de árbol mediterráneo y cotas bajas, rodeados por unas hermosas vistas de las cordilleras que nos rodean. A los 10 minutos del inicio del sendero, nos encontraremos con un cruce, tomamos el camino de la derecha, si tomamos el camino de la izquierda, acabaríamos en la Torre Cala en Basset.
Continuamos recto hasta que nos encontramos con una extensa finca al margen del camino, donde hay una bifurcación, hay un cartel entre los árboles que nos indica que “La Trapa” se encuentra a la izquierda. Así que sin tiempo que perder, seguimos las indicaciones.
Barraca de Cala Sanutges
Una vez dejamos la finca a nuestra espalda, el sendero empieza a presentar un desnivel suave, que se va haciendo llevadero gracias a las curvas que componen el camino. Llegaremos a un punto, en el que aparece ante nosotros una cadena y un cartel informativo que brinda la bienvenida al visitante y anunciando que estamos en las inmediaciones de la Trapa. Saltamos la cadena, y continuamos con la ascensión.
A medida que vamos tomando altura, las vistas son cada más impresionantes. Un buen punto para pararse y contemplarlas, es junto a la Barraca de Cala Sanutges, hoy en día reformada. En esta caseta vivía un monje trapense que hacía el oficio de mendigo (captaire). Era el único monje de la congregación que podía relacionarse con la gente de las fincas y de los pueblos, motivo por el cual vivía desterrado.
Collet de la Trapa
Si tomamos como referencia el paso de las cadenas, a 20 minutos a ritmo constante habremos llegado al punto más alto de la ruta, al Collet de la Trapa. Esta ruta es muy agradecida, ya que nos recibe con una vista imponente de la Isla de Sa Dragonera, oculta para el senderista durante toda la ascensión.
La cima es el lugar idóneo para hacer un alto en el camino, sentarse a admirar las vistas y si eres de los míos, tomar cientos de fotografías de cada detalle que nos rodea.
La Trapa
Desde la cima, iniciamos el descenso hacia el complejo de La Trapa, nos llevará menos de 10 minutos.
Durante la Revolución Francesa de 1789, numerosos monjes trapenses emigraron hacia Suiza y España. Así, los monjes del Monasterio de Santa Susanna de Maella llegaron a Mallorca en 1810, ocupando las tierras aquí mencionadas. Los trapenses son una orden de la rama Benedictina, rigiendo su vida con una normativa muy dura: norma del silencio, no comían ni carne ni pescado, dormían vestidos sobre una dura cama, y pasaban su día rezando y trabajando duramente.
Merece la pena dedicar un tiempo a movernos entre las edificaciones que levantaron los monjes trapenses. A su llegada, 200 años atrás, se encontraron con unas tierras baldías. Sin embargo, gracias a su trabajo y tenacidad, consiguieron levantar un monasterio, crear un sistema de aprovisionamiento de aguas y construyeron bancales y muros, siguiendo la técnica tradicional de la piedra en seco.
Podemos observar las construcciones propias de la arquitectura tradicional: las casas, hornos de cal, carboneras, una de las mayores eras de Mallorca y el molino “de sangre”, llamado así porque era de tracción animal. La técnica constructiva es de piedra en seco, sin argamasa o cemento.
Uno de los mayores atractivos de La Trapa es el espectacular mirador construido en frente de la Isla de Sa Dragonera, desde donde se puede apreciar la más pura esencia del mediterráneo, aguas claras turquesas, frondosos bosques mediterráneos, una isla emergiendo del agua como símbolo de soledad y tranquilidad.
Este mirador es el lugar ideal para aprovechar a comer un poquito, renovar fuerzas y sentirnos afortunados de haber podido llegar hasta allí.
Camino de regreso
Desde el mirador de La Trapa toca desandar nuestros pasos hasta llegar a un cruce justo después del monasterio, donde un letrero nos indica que Sant Elm se encuentra a la izquierda, y a 45 minutos. Si continuáramos recto, volveríamos al camino del inicio. El sendero está señalizado en todo su recorrido, salvo en una zona que hay un fuerte desnivel, que hay que irse fijando muy bien por dónde pasan los hitos.
Solo hay dos pasos complicados, en los cuales hay que apoyar manos y culos, y pisar con cuidado, pero en ningún caso peligroso. En este punto me di cuenta del acierto que había sido iniciar la ruta por el otro sendero.


Una vez pasado el tramo “de cabras”, el sendero es muy sencillo, agradable y con sombra debido a los numerosos árboles que crecen allí. En los tramos en los que se bifurca el sendero, hay que seguir siempre los indicadores de Sant Elm.

Las vistas desde esta cara de la montaña son una gozada, pudiendo contemplar durante gran parte del recorrido la misteriosa Isla de Sa Dragonera. ¡Espero pronto poder poner un pie encima de ella y explorarla como se merece!
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